Abriendo tranqueras para llegar a una escuela riojana
El 30 de octubre transitamos 40 Km por un camino abierto a base de machetes, entre taludes y en el que entraba un solo vehículo, para llegar a Pozo de la Vaca, en Chamical, La Rioja. Debimos abrir cinco tranqueras antes de divisar la Escuela Nº 321 “Dr. Eduardo Pérez Bulnes”, un humilde establecimiento con una matrícula de seis alumnas.
Quien escribe, Bibiana Mónica Ruibal, Coordinadora del Programa de Ayuda Escolar a la Comunidad Escolar Rural de OSPRERA, fue hasta allí con Nicolás Narváez (OSPRERA), Omar Muga (UATRE) y Carlos Roqué (RENATRE), delegados provinciales de La Rioja. Luego de transitar por esos polvaderales, con 51º C de calor, en medio de una sequía que deja como secuela animales muertos por todo el camino, llegamos.
Allí, los docentes y alumnos nos esperaban con guardapolvo impecablemente lavado y planchado. También estaban los directores y los padres de los niños de dicha institución y de las escuelas Nº 312 de La Resistencia y Nº 348 de Pozo Redondo, parajes vecinos distantes a unos 30 Km de Pozo de La Vaca. A los niños y padres de las Escuelas Nº 312 y Nº 348 los trajo un móvil policial, que los esperó para regresarlos a sus hogares.
Sabiendo que en Pozo de la Vaca hay unas 70 familias que viven sin luz, sin agua y sin caminos, nos impactó encontrarnos con la blancura inmaculada de los delantales y la buena actitud pese al calor y el sol. Parecía una escena extraída de una novela de ciencia ficción.
Nos esperaban con los brazos abiertos: sabían que estábamos en Chamical porque ya habían escuchado por radio al Secretario de Acción Social de OSPRERA, Cro. Rubén Benítez, contando que partíamos rumbo a la escuela.
Entre la árida vegetación de espinillos, jarillas, pichanas y cactus que domina la zona, entregamos gran cantidad de donaciones de parte del Programa de Ayuda a la Comunidad Escolar Rural. Llevamos dos camionetas repletas de alimentos, juguetes, ropa, calzado, útiles escolares, libros de texto y de literatura infantil y juvenil, enciclopedias, equipo de música y una computadora.
Para reunir estas donaciones conté con el apoyo que me brindaron la Lic. Alicia Stivelberg, Presidenta de la Filial Shalom B Nai B rith de Argentina; la Agrupación "Mirada Solidaria”, el Departamento Social del Club Atlético River Plate y el Instituto River Plate y generosos donantes particulares. A todos ellos, mi reconocimiento y gratitud.
Atención sanitaria
El 30 de octubre transitamos 40 Km por un camino abierto a base de machetes, entre taludes y en el que entraba un solo vehículo, para llegar a Pozo de la Vaca, en Chamical, La Rioja. Debimos abrir cinco tranqueras antes de divisar la Escuela Nº 321 “Dr. Eduardo Pérez Bulnes”, un humilde establecimiento con una matrícula de seis alumnas.
Quien escribe, Bibiana Mónica Ruibal, Coordinadora del Programa de Ayuda Escolar a la Comunidad Escolar Rural de OSPRERA, fue hasta allí con Nicolás Narváez (OSPRERA), Omar Muga (UATRE) y Carlos Roqué (RENATRE), delegados provinciales de La Rioja. Luego de transitar por esos polvaderales, con 51º C de calor, en medio de una sequía que deja como secuela animales muertos por todo el camino, llegamos.
Allí, los docentes y alumnos nos esperaban con guardapolvo impecablemente lavado y planchado. También estaban los directores y los padres de los niños de dicha institución y de las escuelas Nº 312 de La Resistencia y Nº 348 de Pozo Redondo, parajes vecinos distantes a unos 30 Km de Pozo de La Vaca. A los niños y padres de las Escuelas Nº 312 y Nº 348 los trajo un móvil policial, que los esperó para regresarlos a sus hogares.
Sabiendo que en Pozo de la Vaca hay unas 70 familias que viven sin luz, sin agua y sin caminos, nos impactó encontrarnos con la blancura inmaculada de los delantales y la buena actitud pese al calor y el sol. Parecía una escena extraída de una novela de ciencia ficción.
Nos esperaban con los brazos abiertos: sabían que estábamos en Chamical porque ya habían escuchado por radio al Secretario de Acción Social de OSPRERA, Cro. Rubén Benítez, contando que partíamos rumbo a la escuela.
Entre la árida vegetación de espinillos, jarillas, pichanas y cactus que domina la zona, entregamos gran cantidad de donaciones de parte del Programa de Ayuda a la Comunidad Escolar Rural. Llevamos dos camionetas repletas de alimentos, juguetes, ropa, calzado, útiles escolares, libros de texto y de literatura infantil y juvenil, enciclopedias, equipo de música y una computadora.
Para reunir estas donaciones conté con el apoyo que me brindaron la Lic. Alicia Stivelberg, Presidenta de la Filial Shalom B Nai B rith de Argentina; la Agrupación "Mirada Solidaria”, el Departamento Social del Club Atlético River Plate y el Instituto River Plate y generosos donantes particulares. A todos ellos, mi reconocimiento y gratitud.
Atención sanitaria
OSPRERA es la única fuente de atención sanitaria con que cuentan los pobladores de Pozo de la Vaca. Todos los presentes ya habían estado en contacto con el Delegado de OSPRERA de La Rioja, Nicolás Narváez, y agentes de la Delegación, con motivo de las visitas del Móvil Odontológico a la zona
Así lo afirmaron los mismos pobladores, quienes durante una reunión previa a un delicioso almuerzo que nos brindaron, agradecieron el importante servicio que brinda OSPRERA en la zona. Ponderaron la calidad de insumos que se utilizan para las prestaciones médicas, como así también el buen trato y la amabilidad que reciben de parte de los médicos, odontólogos y asistentes de OSPRERA La Rioja.
Nos preocupa mucho saber que en Pozo de la Vaca prácticamente no existen trabajadores y trabajadoras rurales, dado que no están registrados: si bien viven y trabajan en el campo, no cuentan con la obra social, al hallarse en un estado de marginalidad laboral. Aspiran ser reconocidos alguna vez por sus empleadores, anónimas personas que no viven en la zona y que ejecutan instrucciones a través de encargados.
Esta irregularidad laboral hace que el destino de niños, mujeres, hombres y ancianos de esos parajes sea incierto. Viven allí porque es el lugar donde nacieron; sus padres y abuelos habitaban esas tierras, y permanecen ignorantes de sus derechos: sólo reconocen sus deberes. Trabajan.
Las mujeres tienen a sus hijos en los ranchos; tratan sus problemas de salud con yuyos del monte. Sobreviven en estado de indigencia vendiendo lo que producen: cerdos, cabritos, gallinas, vacas, huevos, leña. Y este año, con la sequía avasallante, la escasez de agua que suministra la municipalidad de Chamical para consumo humano y la muerte de animales, la están pasando muy mal.
Estar allí bajo 51º de calor, sin agua y sin árboles para guarecerse en pleno desierto era como transportarse al inhóspito Far West (Lejano Oeste). Lo único esperanzador son las escuelas, sus valiosos pobladores, que merecen igualdad de condiciones y de trato que quienes habitan zonas urbanas, sus docentes y OSPRERA. Gracias al Cro. Gerónimo Venegas y el Consejo Directivo de OSPRERA, es posible llevar adelante estas campañas odontológicas y de salud rural en el medio de la nada, donde no llega ni siquiera el estado nacional, provincial ni municipal.
La Comunidad docente de Pozo de la Vaca les están profundamente agradecidos por las atenciones recibidas.
Así lo afirmaron los mismos pobladores, quienes durante una reunión previa a un delicioso almuerzo que nos brindaron, agradecieron el importante servicio que brinda OSPRERA en la zona. Ponderaron la calidad de insumos que se utilizan para las prestaciones médicas, como así también el buen trato y la amabilidad que reciben de parte de los médicos, odontólogos y asistentes de OSPRERA La Rioja.
Nos preocupa mucho saber que en Pozo de la Vaca prácticamente no existen trabajadores y trabajadoras rurales, dado que no están registrados: si bien viven y trabajan en el campo, no cuentan con la obra social, al hallarse en un estado de marginalidad laboral. Aspiran ser reconocidos alguna vez por sus empleadores, anónimas personas que no viven en la zona y que ejecutan instrucciones a través de encargados.
Esta irregularidad laboral hace que el destino de niños, mujeres, hombres y ancianos de esos parajes sea incierto. Viven allí porque es el lugar donde nacieron; sus padres y abuelos habitaban esas tierras, y permanecen ignorantes de sus derechos: sólo reconocen sus deberes. Trabajan.
Las mujeres tienen a sus hijos en los ranchos; tratan sus problemas de salud con yuyos del monte. Sobreviven en estado de indigencia vendiendo lo que producen: cerdos, cabritos, gallinas, vacas, huevos, leña. Y este año, con la sequía avasallante, la escasez de agua que suministra la municipalidad de Chamical para consumo humano y la muerte de animales, la están pasando muy mal.
Estar allí bajo 51º de calor, sin agua y sin árboles para guarecerse en pleno desierto era como transportarse al inhóspito Far West (Lejano Oeste). Lo único esperanzador son las escuelas, sus valiosos pobladores, que merecen igualdad de condiciones y de trato que quienes habitan zonas urbanas, sus docentes y OSPRERA. Gracias al Cro. Gerónimo Venegas y el Consejo Directivo de OSPRERA, es posible llevar adelante estas campañas odontológicas y de salud rural en el medio de la nada, donde no llega ni siquiera el estado nacional, provincial ni municipal.
La Comunidad docente de Pozo de la Vaca les están profundamente agradecidos por las atenciones recibidas.
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