Se trata del colegio Ortiz de Ocampo que fue cerrado por falta de matrícula. Ahora la Provincia escuchó el pedido de padres y ex alumnos y en los próximos días se retomarán las clases. Durante todo el fin de semana largo un grupo de vecinos trabajó intensamente para limpiar y reacondicionar el viejo edificio
Fuente: http://www.puntal.com.ar
Esta es una noticia enviada por María Stella De Pasquale
Fecha Edición: 27/03/2011
Los insistentes pedidos de padres y vecinos de la escuela rural Ortiz de Ocampo de Barreto, ubicado a escasos kilómetros de La Carlota, finalmente obtuvieron respuesta días antes del feriado largo cuando una notificación del Ministerio de Educación de la provincia, anunciaba su reapertura.
Inmediatamente la novedad corrió de “campo en campo” avisándoles a los vecinos que en poco tiempo más sus chicos podrán estudiar cerca de sus hogares. Y no hubo más tiempo, fue hora de poner manos a la obra y comenzar con la limpieza del edificio que desde hacía varios años estaba abandonado y las malezas se habían adueñado del lugar.
El jueves feriado fue, para las familias de la escuela Ortiz de Ocampo, un día de intenso trabajo. Es que se reunieron y mientras los hombres desmalezaban, las mujeres y los chicos se encargaban de limpiar paredes, de pintar el viejo pizarrón, y descubrir debajo de la tierra acumulada los pisos del establecimiento, que antaño cobijara a cientos de chicos, muchos de los cuales hoy son padres y abuelos de quienes serán los nuevos alumnos.
El colegio fue cerrado hace 14 años por falta de matrícula, provocada por el éxodo de las familias rurales hacia las ciudades. Hoy, y ante el repoblamiento de los campos, vuelve la necesidad de contar con enseñanza en aquellos establecimientos.
Las gestiones para lograr la reapertura del Ortiz de Ocampo comenzaron el año pasado. En ese momento los padres acercaron la inquietud a la inspectora de la zona 4220, Adriana Bongiovanni, quien de inmediato la comunicó al Ministerio. Posteriormente fueron continuadas por la actual inspectora Miriam Valentini.
Tras haber dado inicio el ciclo lectivo 2011 pocas eran las expectativas de este puñado de vecinos de lograr la reapertura, pero la noticia llegó la semana pasada.
En esta reinauguración serán 14 los chicos que asistirán a clases, y sus padres entusiasmados con la idea dedicaron todo el feriado del 24 de marzo a trabajar en la limpieza del lugar.
Así, en medio de recuerdos de aquellos que alguna vez fueron alumnos, se vivió una jornada de intensa actividad. También se sumaron empleados de la estancia “La Magdalena”, de Barreto, que acercaron herramientas para acondicionar el deteriorado edificio.
Desde las 7 de la mañana los voluntarios trabajaron con palas, motosierras, guadañas, baldes, pinturas y muchos artículos de limpieza.
A su vez también la estancia aportó tractores para facilitar la limpieza del predio que circunda el colegio, además de proveer de caños de PVC para conectar agua en el edificio escolar.
Mientras tanto las mujeres se encargaban de limpiar las paredes y agregarle algo de color. Así también se recuperó parte del mástil que había sido cortado. Para ello un padre se encargó de soldarlo.
“Desde el mismo momento que fue cerrado por la Provincia -hace 14 años- es que venimos luchando para su reapertura. Hoy llegó el día”, señaló una ex alumna.
El establecimiento educativo se encuentra a escasos metros de la ruta provincial Nº 4, y en la entrada de la estancia La Magdalena, perteneciente a la familia Barreto. Fue construida en épocas en que dicha estancia contaba con cientos de empleados y colonos.
Este casco de estancia en realidad fue un paraje que hasta llegó a contar con una estación ferroviaria.
La docente
Sofía Campanille será la encargada de dictar clases a estos 14 alumnos que van a refundar el colegio.
En diálogo con PUNTAL señaló: “Es una gran emoción ver tanto cariño y ganas de poner en marcha la escuela, Me comunicaron el lunes (pasado) que había sido designada y me dieron un teléfono de padres. Vinimos a ver la escuela y todo surgió espontáneamente”.
La Municipalidad de La Carlota donó la pintura, mientras que los propietarios de la estancia y otros vecinos -López Mayorga, Martinasso, entre otros- ayudaron aportando elementos para la limpieza y la reparación de los sanitarios. “Hasta un albañil vino a colaborar. Los padres, abuelas y ex alumnas trabajaron sin descanso. Es increíble ver tanta colaboración”, dijo emocionada la maestra Campanille.
Una vez recuperada la estructura edilicia, será hora de conseguir el mobiliario. Es así que mañana los vecinos tienen previsto ir a Santa Eufemia y La Carlota, donde algunos colegios ya anunciaron que les entregarán bancos y sillas. “Una vez instalados organizaremos algún evento para recaudar fondos y preparar una biblioteca”, dijo la docente. En tanto ya se comenzaron a recibir en donación libros y cuadernos.
Si todo se desarrolla tal lo previsto a partir de esta semana que inicia la escuela Ortiz de Ocampo volverá a abrir sus puertas para recibir a sus alumnos y comenzar a dictar clases.
Emoción y compromiso
Graciela Flores, ex alumna de este colegio, y quien habita la zona rural, indicó que la noticia de reapertura del colegio le generó una gran emoción: “Costó, pero lo logramos”.
“Nos reuníamos una vez al año en una cena para recordar nuestro paso por la escuela. Y hoy ver este movimiento de gente, la verdad no lo podemos creer. Es un sueño”, agregó María Isabel Guzmán, quien también estudió en este colegio.
Por su parte Carlos Torres asumió el compromiso de trabajar para que el colegio quede tal cual como cuando él y sus compañeros iban a clases allí. “Me parece mentira. Si habré trabajado cuando venían mis hijos, y hoy lo hago orgullosos porque vendrán mis nietos. Era muy triste ver la escuela cerrada”, agrega Torres.
Elena Gigena, en tanto, señaló que desde la Vecinal Hospital de La Carlota, donarán la bandera para el mástil, y se espera que luego alguien done otro paño para ser portado en las ceremonias escolares.
Ahora todos esperan el día para el acto de inicio de clases, y allí surgirán como cataratas miles de recuerdos de aquellos que algunas vez poblaron las aulas y que ahora acompañan a sus hijos y nietos.
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