Pocas catástrofes muestran con tanta crudeza
cuán fácil puede ser perderlo todo, inclusive la vida, como las inundaciones.
Recientemente, nuestro país padeció lluvias que dejaron decenas y decenas de
muertos, destrozos por valores millonarios, y lo que es peor: desamparo,
desazón, dolor.
A tamaña desgracia se alzó fuerte y clara la
voz de la solidaridad, que movilizó a millones de argentinos para paliar las
carencias, acercando a la zona de
La
Plata y a la ciudad de Buenos Aires colchones, ropa,
alimentos y elementos de higiene, entre otros artículos de primera necesidad.
Desde el Programa de Ayuda a
la Comunidad Escolar
Rural (PACER) de OSPRERA, nos acercamos a
Media
Agua, San Juan y a
Santa Lucía,
Corrientes, con camiones cargados de
donaciones que nos acercaron nuestros habituales colaboradores, desde donantes
particulares hasta empresas y entidades de bien público. Estos dos lugares que
se encuentran a miles de kilómetros de
la Capital Federal,
lugares que parecen inaccesibles, remotos, en donde también viven familias
enteras que han sufrido este cataclismo y donde estas donaciones sirvieron para
aliviar el abandono y la precaria situación en que se encontraban.
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